Tras a conversión de los mudéjares  comienza el periodo morisco, y con él se erigieron iglesias en todo el Valle, la de Ricote lo fue bajo la advocación de San Pedro, y fue en la actual plaza de ese nombre donde fue construida

Según la documentación tenía un altar “bien aderesçado” y decorado con un lienzo pintado con la imagen de San Antón. En este altar había un retablo de madera pequeño.

El sagrario solía estar vacIMG_20150806_080109589_HDR[1]io, pues los curas no confiaban en que los nuevos cristianos no profanasen las hostias, y en casos como el de Ricote, que compartía cura con Ojós, estas solía llevarlas custodiarlas el cura en su casa o llevarlas encima.

La pila de bautismo ya estaba instalada y entre el ajuar eclesiástico se encontraban dos corporales, un cáliz de plata con su patena, una cruz de estaño con un crucifijo, otra de latón, diferentes ornamentos de tela para servicios del altar, candelabros, una campanilla, un misal y una campaña pequeña para llamar a misa.

El templo no tenía ábside destinado para altar mayor, y se le mandó al concejo su construcción, cumplimiento que se demoró durante años. Como tampoco tenía sagrario, se ordenó la construcción de uno de obra, con cerradura para que estuviese permanente el Santo Sacramento.

Estas obras se planteaban sobre un edificio existente que se reutilizó, pero resultaron inviables, y se procedió a construir uno nuevo. En 1511 estaba recién terminada la nueva iglesia, que era de una nave sobre dos arcos de yeso y la cubierta soportada sobre madera de pino. El muro del altar mayor de la nueva iglesia estaba pintado con historias de la pasión. En este año no tenía todavía sagrario y estaban esperando la pila de bautismo nueva que se había encargado en Murcia, construida de cerámica vidríada, y que ya estaba instalada en 1515. El ábside para el altar mayor fue añadido con posterioridad.IMG_20150806_080228310_HDR[1]

En 1511 la antigua iglesia estaba derribada, y su espacio se dedicó a cementerio, lo que nos permite ubicar la antigua y nueva iglesia de San Pedro. En la antigua no se realizaron enterramientos en su interior, pero su espacio fue reutilizado como cementerio; en la nueva si se enterraron vecinos. La plaza de San Pedro está situada a dos niveles, la aparición de restos humanos en el nivel inferior en los años 60 y recientemente en el superior ponen al descubierto el emplazamiento de estos dos templos.

Las incorporaciones de elementos arquitectónicos y ornamentales continuaron, y en 1526 el templo tenía un ábside para altar mayor,  había sido decorada con pinturas de misterios de la fe e imágenes de santos, disponía de un púlpito, se le había añadido una sacristía, y construido un campanario. Por fin disponía el templo del Santísimo Sacramento de forma permanente, pues se había construido el Sagrario, y dentro se había colocado “un cofrezico pequenno  e con su çerradura, e dentro del vna caxa de plata, e dentro el Santisymo Sacramento”.